miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Por qué me juzgan por mi apariencia y no por lo que tengo en la cabeza?


POR: MARÍA EMILIA GONZÁLEZ
Soy una mujer-niña de 18 años, mitad de mi vida he luchado por el peso que es un tema que a la gran mayoría de las mujeres nos agobia desde la temprana adolescencia.

Toda mi niñez fui la niña rellenita que todo el mundo pensaba que era feliz, y no se equivocaban hasta que empecé a crecer, y con el tiempo mi volumen y peso también aumentaron. Deje de ser ‘gordita' a tener un problema de peso sobresaliente.
Fue entonces cuando todo el tema del peso me enredo. Sentía una presión constate por bajar de peso y encajar según los estándares ‘normales' que dictaba la sociedad y hasta mi familia. Deje de ser feliz, ahora no era la gordita feliz, si no la gorda, fea e inaceptable.
Fui unas cuentas veces a nutricionistas que cada vez exponían una dieta diferente para ponerle fin a la mala conducta de alimentación, tenia solo once años y ya sentía miedo a ‘ser grande', a la responsabilidad que conllevaba : ser delgada. Una percepción errónea pero fue la que me metí en la cabeza y hasta el momento ha sido difícil de sacarla.
Comencé a vomitar por equivocación, después de que un día tras vomitar por una indigestión estomacal, me sentí mucho más liviana. Y fue desde hay que el trastornó me consumió de a pedacitos. Baje dos, cuatro, hasta más de diez kilos, y recibía muchos alabanzas por mi ‘delgadez'. La bulimia es una enfermedad que produce vergüenza y asco, que consume y que lleva a los límites.
Ahora bien, y en este punto quiero hacer énfasis, la bulimia no es igual a la anorexia. La anorexia es la negación y miedo profundo a subir de peso, que hace realizar practicas como ayunos y que trae como consecuencia miedo a cualquier tipo de comida; la bulimia por el contrario, es una relación entre el odio y el amor con la comida. Los episodios de bulimia son caracterizados por un hambre voraz que puede acabar con media alacena, finalmente viene la culpa, por no controlar la ansiedad y sucumbir en el pecado de comer.
Hay tres soluciones: hacer ejercicio hasta quemar todas las calorías consumidas, usar laxantes hasta que tú flora intestinal deje de funcionar o la más conocida vomitar. De estas tres, la última es la más humillante, solo el hecho de tener que bajar tu cara en un retrete en el que miles de personas han puesto sus posaderas para vomitar y meterte los dedos hasta lo más profundo para devolver el bolo alimenticio, no solo causa dolor físico sino emocional y psicológico.
La bulimia se había apoderado de mí, estaba presente todos mis días y me consumían las calorías y los kilos, la depresión reinaba en mi cabeza. Tome repercusiones con mi cuerpo, practicaba el ‘Self Injury' (en español, autolesión), que consistía como bien lo dice su nombre en lastimarme físicamente, sonora estúpido pero hacerlo al parecer era la única manera de desahogarme con mi cuerpo por no ser como todo el mundo quería.
Cada día pesaba más, la gente notaba mi depresión, las cicatrices en mis brazos y piernas y sobretodo la perdida de peso, fui yo misma la que confeso la enfermedad a mis papás una mañana antes de ir al colegio, le dije a mi mamá: ‘Todo lo que como lo vomito', aun hoy me pregunto porque le confesé todo. Empecé tratamiento psicológico y medico para recuperar mi salud y vida, y aunque no pesaba veinte kilos como las mujeres que muestran en televisión, la bulimia me había hecho bajar un poco más de treinta y cinco kilos, pase de tener obesidad a estar en un peso normal, rayando al peso bajo.
Con el tiempo y los pocos años de experiencia que he tenido de vida, he decidido ‘estar bien', hace unos cuantos meses no me provoco vomito, mi peso desde hace dos años esta por las nubes y he vuelto a ser gordita, solo que esta vez estoy tratando de amarme ‘tal y como soy', no obstante los obstáculos en el camino son lo primero que me encuentro. Hablemos primero de los estereotipos de belleza de las mujeres que actualmente rigen la sociedad, delgadas, con al menos tres operaciones y si se puede con silicona atrás y adelante. Estamos en la era de lo plástico, la delgadez es sinónimo de belleza y alguien gordo, gordito o con sobrepeso NO se puede considerar bello y estético.
Tengo una pregunta para ustedes sociedad: ¿Por qué la sociedad me juzga por mi apariencia física y no por lo que tengo en la cabeza? Si, es verdad que todo entra por los ojos, pero sin duda para conocer realmente a una persona hay que conocer sus pensamientos y sentimientos. La belleza física es etérea, hoy esta, pero dentro de veinte años quizás nuestro cuerpo este cansado y la belleza desaparezca, la mente y el espíritu siempre estarán hay, trascendamos por lo que somos y no por como nos vemos.
*Cabe aclarar que no apoyo de ninguna manera la ‘dejación' del cuerpo, no apoyo que todos tengamos sobrepeso u obesidad y lo celebremos, ya que las consecuencias pueden ser igual de atroces a las de la anorexia o la bulimia. Pero ¿Que tiene de malo pesar cinco kilos más de lo que debería, si aún así estoy sana y mi salud es excelente?

María Emilia González, colaborador de SoyPeriodista.com | Noticiascaracol.com